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miércoles, 25 de abril de 2012

Señor, envía a tu Iglesia abundancia de vocaciones

El próximo 29 de abril, domingo del Buen Pastor y cuarto de Pascua, la Iglesia celebra la XLIX Jornada Mundial de oración por las Vocaciones, que tiene como lema: “Toda vocación especifica nace de la iniciativa de Dios; es don de la caridad de Dios”.



Recordamos hoy que, en la historia de nuestra Iglesia, ha habido personas que han vivido como Cristo, “el Buen Pastor”. El testimonio de tantos hombres y mujeres, sacerdotes y religiosos, está bien claro para nosotros. Esta realidad ha de despertar en nuestra conciencia la urgencia de seguir pidiendo al Señor que haya muchos jóvenes, que respondan con generosidad a la llamada de Cristo, Buen Pastor.

La abundancia de trabajo pastoral es grande, la mies es mucha, por eso acudimos al Señor de la mies para que mande a su Iglesia muchas vocaciones, poniendo a la Virgen María, madre y protectora de las vocaciones, como intercesora.

Rezamos juntos esta oración del Beato Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina.

ORACIÓN:

Jesús Maestro, tú dijiste: “La mies es abundante pero los trabajadores son pocos”. Acogemos con amor tu invitación: “Rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies” (Mt 9,37-38). Suscita un amplio movimiento vocacional: “Todos los creyentes por todas las vocaciones”. Que aumente el número de sacerdotes. Que sean sal de la tierra, luz del mundo, ciudad situada en lo alto del monte, para la salvación de la humanidad, redimida por tu sangre. Que aumente el número de consagrados. Que llenen la tierra de institutos y comunidades que acojan a tus elegidos, que sean hogares de luz y calor, manantiales de espiritualidad y viveros de santos donde se cante: “Gloria a Dios y paz a los hombres que ama el Señor”. María, “la elegida de Dios”, madre y protectora de las vocaciones, ruega con nosotros, por nosotros y por todos los llamados. Amén.

viernes, 13 de abril de 2012

Jesús resucitado es nuestro amigo, el amigo de todos

La Pascua es el tiempo de la conversión, del paso a una vida más espiritual. Es la celebración de la conquista de la libertad.  Es disfrutar del gozo de la gracia. En Pascua se valora mejor el Bautismo, la Penitencia, la Eucaristía, y tantas cosas más. La muerte en la cruz era necesaria, pero no fue el final.

La estancia en el sepulcro era temporal. Jesús dijo que al tercer día resucitaría, y así lo hizo. Esa es la garantía de nuestra fe. Tenemos que creerle. Está vivo y habla contigo, conmigo y con todos nosotros desde estas páginas de Internet, desde la Palabra de Dios, en la Oración, en la Eucaristía.
Jesús quiere celebrar con nosotros su Pascua, su Resurrección. Y quiere que se lo digamos a todos. Estamos invitados a comunicárselo a nuestros amigos, a sus amigos que Él está vivo. Su reino es de vivos. Quiere una Iglesia viva, unas celebraciones llenas de energía. Quiere cantar con nosotros el Aleluya, el Gloria, y hacer y sonreír. Es el tiempo del gozo.

No le dejemos solo. Estamos invitados al banquete de bodas, al banquete de la vida. Nuestro lugar está reservado. No pongamos excusas para estar con Él, pues nos espera para que pasemos un rato agradable.

Como dice el canto: “Jesús, nuestra Pascua y amigo, por todos murió. Cantemos alegres, que resucitó, aleluya.”

domingo, 8 de abril de 2012

¡Celebremos la vida, celebremos la Resurrección!

Cristo está presente en el corazón de la historia. Pero ésta no será realidad plena sin nuestra propia colaboración. Los amigos directos de Jesús, los que le vieron sudar en los caminos, los que luego le vieron preso y triste, los que huyeron al verlo conducido a la muerte, han visto y sentido a su manera, han visto, amigos, ¡que Jesús está vivo! Y que se deja ver por quien tiene los ojos bien abiertos, el alma esperanzada y el corazón inquieto.

Les dice: paz, amigos, con vosotros. Es decir: la alegría, la salud, la fiesta, la promesa de una vida más bella y más humana. Jesús nos invita a celebrar la vida. Bebamos el vino del hombre nuevo. Acerquemos nuestra copa a la copa del Resucitado.

¡Que Cristo Resucitado nos conceda la alegría de su presencia viva, la alegría de su resurrección para que nunca nos dejemos abatir por la tristeza!

¡Felices Pascuas a todos!