¡Bienvenidos!

lunes, 24 de diciembre de 2012

La Palabra se hizo hombre



Y la Palabra se hizo hombre,

acampó entre nosotros

y contemplamos su gloria:

gloria de Hijo único del Padre,

lleno de amor y lealtad.

Refieren las historias orientales

la de aquel rey del tiempo, que sujeto
a tedio y esplendor, sale en secreto

y solo a recorrer los arrabales

y a perderse en la turba de las gentes

de rudas manos y de oscuros nombres;

hoy, como aquel Emir de los Creyentes,

Harún, Dios quiere andar entre los hombres.
Y nace de una madre, como nacen

los linajes que en polvo se deshacen,

y le será entregado el orbe entero.

Aire, agua, pan, mañanas, piedra y lirio.

Pero después la sangre del martirio,

el escarnio, los clavos y el madero.

Amén. 
Escrito por Jorge Luis Borges
- Poeta y filósofo argentino (1889-1986)

martes, 18 de diciembre de 2012

Estaba la Virgen María



Estamos en el umbral de Navidad, la solemnidad en que recordamos el nacimiento del Señor Jesús y lo contemplamos presente. 

El acontecimiento prodigioso que recuerda el hecho histórico de la venida de Dios en la tierra: “Dios se ha hecho hombre para que el hombre llegara a ser Dios”, dice san León Magno e invita al cristiano a reconocer la propia dignidad porque, con la encarnación de Dios, toda la humanidad participa de la naturaleza divina.

En el nacimiento de Jesús, la colaboración de la Virgen María es determinante. La contemplamos en una delicada escena del gran poeta español Miguel de Unamuno.

Estaba la Virgen María meciendo el pesebre en Belén, brizándole a Dios que dormía, estribillo del brizo era amén.

Soñaban el buey y el borrico, soñaban con la creación, y Dios, ¡ay qué niño tan rico!, dormía sin ensoñación.

El alba del tiempo apuntaba, vestía a los sueños de luz, soñaba la Virgen María, cantaba soñando la cruz. Amén.


sábado, 1 de diciembre de 2012

Adviento: Navegar en la red secreta del propio corazón



Adviento es el tiempo en que nosotros los cristianos miramos adelante, esperando la venida de Jesús, que celebraremos en la fiesta de Navidad.  El tiempo en que nos ponemos un poco en silencio, escuchando su voz, que nos dice que él está esperándonos en su portal.


El Adviento nos invita a escuchar; escuchar a Jesús, a estar atentos a su palabra en el Evangelio y a sus inspiraciones en nuestro corazón. Pues Jesús nos habla todos los días... pero no siempre estamos dispuestos a escuchar, a ponernos en su línea, dejando nuestra. ¿Podremos dejar que las líneas de Facebook, Hi5, Twitter, YouTube, Tuenti, MySpace, NetLog, Bonus Track, etc. se apaguen un rato, para escuchar a Jesús? ¿Intentaremos descolgar el móvil y rezar un cuarto de hora, en intimidad con Jesús?


Contemplar los signos que Jesús nos va dejando... como los Magos la estrella, para  aprender a verle hasta en las más pequeñas cosas y palabras y en los más pequeños gestos y buenas obras.



Y reaccionar. ¡Muévete! Porque una vida parada no conduce a nada. Hace falta también lo concreto, el compromiso real con el bien. Y todo, porque Dios se hace pequeño, se entrega en lo pequeño, se da en lo pequeño para que podamos comprender la grandeza de la pequeñez, y la pequeñez de su grandeza.


Pues este Adviento te proponemos escuchar más a Jesús, hablarle desde lo profundo de tu corazón. Y luego compartir la vida con los demás, porque  Dios ha compartido la nuestra. Por eso nuestra vida también será más: más cercana, más humana, más llena de Dios...

Escúchale, contempla, navega en tu interior, en la red más secreta,  y descubrirás las razones de la entrega que puede dar la verdadera felicidad:  movilizar la vida hacia la bondad, como Jesús.