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martes, 29 de mayo de 2012

Dios se encuentra con nosotros, como con María

Con María, hemos celebrado todo el mes de mayo y con María, lo terminamos. Ella es modelo de nuestro caminar creyente. En este Cántico del Magníficat, se resume toda la historia del Dios que humilla a los soberbios y ensalza a los sencillos, porque es la sencillez la que ha de presidir nuestras acciones. Dios se encuentra con nosotros, como con María, en la sencillez del corazón y es entonces cuando colma nuestras ansias, nos devuelve la alegría, cumple su promesa y nos dispone a caminar gozosos.

A quien prepare su corazón, como María o Isabel, Dios entre otras tantas gracias espirituales o incluso humanas, no deja de darle el don del Espíritu Santo. Gracias a él podemos estar siempre alegres aun en medio de la adversidad, ser generosos con los demás, caritativos con cualquier persona porque sólo quien tiene a Dios puede darlo a los demás. Cristo viene, ¿estamos listos para recibirlo?

¡María! ¡Gracias por tu fe! ¡Gracias, porque tu generosidad arrancó del seno de Dios a nuestro Salvador el Señor Jesucristo! ¡Gracias, porque visitas nuestras almas! ¡Gracias porque nos traes a Jesús, como se lo llevaste a Isabel! ¡Gracias, porque con tu Jesús vives también en nuestros corazones!....
 Ave María, que tu ejemplo de vida entregada y tu docilidad al Espíritu Santo nos ayuden a ser fieles en al amor, comprometidos en el servicio.

sábado, 5 de mayo de 2012

Silencio y Palabra: camino de evangelización

Síntesis del mensaje del Papa Benedicto XVI,
46ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales,
20 de mayo 2012





Silencio y Palabra: Dos momentos de la comunicación que deben equilibrarse, alternarse e integrarse para un auténtico diálogo y una profunda cercanía entre las personas.


Silencio: Sin el silencio no existen palabras densas de contenido. La palabra que comunica es sacada del silencio. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro.

Escucha recíproca: Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma. Y a nosotros nos ayuda a no permanecer aferrados solo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena.



Relación humana más plena: En el silencio se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa.

Las grandes preguntas: En el complejo y variado mundo de la comunicación emerge la preocupación hacia las preguntas últimas de la existencia humana: ¿quién soy yo?, ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué puedo esperar?

Diálogo: Es importante acoger a las personas que se formulan estas preguntas, abriendo la posibilidad de un diálogo profundo, hecho de palabras, de intercambio… Pero también de una invitación a la reflexión y al silencio que puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de sí mismo y abrirse al camino de respuesta que Dios ha escrito en el corazón humano.

Elegir contenidos de valores: Las comunicaciones a través de los medios de comunicación se deterioran y pueden provocar un cierto aturdimiento, si la persona no selecciona con sabiduría programas e informaciones. El silencio y la reflexión ayudan a elegir contenidos de valores que enriquecen a la persona.

El anhelo de la Verdad: El hombre no puede quedar satisfecho con un sencillo y tolerante intercambio de opiniones escépticas y de experiencias de vida.
Todos buscamos la verdad y compartimos este profundo anhelo, sobre todo en nuestro tiempo, en el que “cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales”.

Las redes sociales: Hay que considerar con interés diversos sitios, aplicaciones y redes sociales que pueden ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión; a encontrar espacios de silencio y de oración, de meditación y de compartir la Palabra de Dios. El silencio orante es el lugar en el cual se elabora un lenguaje de comunicación con Dios. Para expresar esta palabra interior, quien ora calla exteriormente.
Palabra y silencio: Aprender a comunicar, aprender a escuchar, a contemplar, además de hablar… para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo.

Las Paulinas y los Paulinos trabajan en la comunicación, para dar espacio al Evangelio, y para que el bien y la paz se extiendan en el mundo.