Dos testigos del siglo XX

Presentamos dos santos de hoy: el Beato Santiago Alberione y la Venerable Tecla Merlo.


Fundador de la Familia Paulina, Alberione fue uno de los apóstoles más creativos del siglo XX. Nació en San Lorenzo di Fossano (Cúneo, Italia) el 4 de abril de 1884, en una familia cristiana, sencilla y trabajadora.

Un día en la escuela, cuando le preguntaron qué quería ser de mayor, respondió “quiero ser cura”, y desde entonces encaminó su vida hacia el sacerdocio. Ordenado sacerdote en 1907, en la diócesis de Alba, fundó en 1914 la Sociedad de San Pablo, la primera de las 10 Instituciones de la Familia Paulina.

Consciente de la importancia de la tecnología y los nuevos medios de comunicación, orienta toda su vida al servicio de evangelización a través de estos medios.
En múltiples ocasiones el Fundador ilustró el sentido de nuestra espiritualidad centrada en Cristo Maestro. Llegó a decir: “Esta devoción no se reduce a la simple oración o a algún canto, sino que envuelve a toda la persona. Si se practica bien, da a Dios un culto completo: siempre en Cristo y por Jesucristo… Nuestra devoción al Maestro divino ha de aprenderse para aplicarla luego al trabajo espiritual, al estudio, al apostolado y a toda la vida religiosa."

El 26 de noviembre de 1971, a la edad de 87 años, y tras haber recibido la visita del Papa Pío VI, muere tras pronunciar sus últimas palabras: “Muero... rezo por todos, ¡Paraíso!” El 27 de abril de 2003, el Papa Juan Pablo II lo beatifica.

LA VENERABLE TECLA MERLO

Tecla Merlo nació en Castagnito de Alba (Italia) el 20 de febrero de 1894. Pasó sus primeros años en el ámbito familiar y parroquial, comprometida en la catequesis. A los 21 años, se encontró con el Padre Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina, quien la invitó a formar parte del primer grupo de las futuras Hijas de San Pablo. Con esa docilidad que dispone el corazón a la voluntad de Dios, aceptó la invitación con fe y sencillez.

Tecla ha sido una mujer de gran personalidad: humilde, valiente y tenaz en perseguir con espíritu profético las metas señaladas por el fundador, el beato Santiago Alberione. A menudo sólo una fe que mueve las montañas la empujaba hacia nuevas fronteras para difundir la Palabra de Dios y multiplicarla para que pueda llegar a todos. Tecla condujo a la joven congregación de las Hijas de San Pablo con mano firme, sentido materno y amplia visión de futuro; y sobre todo con una fe inquebrantable al plan de Dios, que paso a paso se iba delineando.


Después de ofrecer su vida por la santificación de todas las Hijas de San Pablo, murió el 5 de febrero de 1964, dejando a la congregación un patrimonio inagotable de enseñanzas y un camino seguro en la Iglesia de Dios.



Pensamientos de Maestra Tecla

“También aquí en la tierra tenemos el paraíso. Hay que saber encontrarlo, y sobre todo vivir en él: es Jesucristo”.
“La oración debe llevarnos a configurar con Jesús Maestro, camino, verdad y vida, todos nuestros pensamientos, nuestros afectos, nuestra voluntad, y nuestros deseos”.
“Hagamos todo con la Virgen: con la Virgen todo es más fácil, todo se hace más a gusto”.
“Debemos tener un corazón universal como el de san Pablo. Imitemos su amor: el se hacía todo a todos. Tenía un corazón delicadísimo con todos”.
“Toda nuestra vida debe gastarse al servicio de Dios”.
“Todo es nada, excepto la santidad”.
“Todo pasa, excepto el paraíso”.