La hermana Clara nos mira con su sonrisa y nos dice que ha llegado al puerto de la verdadera felicidad, después de muchos años vividos con un amor sin condiciones a Dios y a la misión paulina. Respondiendo a la llamada de Dios, entró en la Congregación de la Hijas de San Pablo a la joven edad de 16 años; y siempre fue agradecida y contenta por su vocación.
Sor Clara era una
persona generosa, alegre, disponible al servicio apostólico y entusiasta. Días
tras días ha ido al encuentro de la gente desde la Librería, sembrando la
Palabra de Dios y acompañándola con su consejo y su sonrisa.
Igualmente no se puede olvidar su amable relación de paz con todas las hermanas
de la comunidad, su actitud maternal como superiora, su sentido de humor y su
sencillez.
Sus fotos nos hablan de su serenidad, hasta la mayor edad, su cariño con todas las hermanas, que igualmente la querían mucho.
Sor Clara nos dice a todos, y dice a los jóvenes, que es maravilloso vivir
la vida por Dios, consagrarla a su servicio, entregandola totalmente, porque
quien pierde su vida para el Evangelio, la gana para la verdadera felicidad.
1 comentario:
Hola Hermana Alicia!!
Seguramente un maravilloso ejemplo de vida que ahora está muy cerca de Nuestro Señor!
Saludos cordiales!
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