Se dice: "El Papa estaba escribiendo una encíclica sobre la fe, pero ya no la tendremos". No es verdad. La encíclica sobre la fe la ha escrito:está en esta sufrida decisión de apartarse de los ojos del mundo, para ponerse bajo una mirada que cuenta infinitamente más. Es una encíclica silenciosa, pero no menos eficaz.
El Papa ha dicho que ha escuchado a su conciencia. Pero para escuchar la conciencia es necesario despojarse de sí mismo, de la ideología de hacer y aparentar. ¿Quién iba a pensar que el teólogo Ratzinger, el profesor Ratzinger, nos dejaría como última lección, un mensaje semejante? El final de su propio magisterio, no en el triunfo, sino la ocultación. ¡Esto no es bajar de la cruz! "En aquel momento atraeré a todos hacia mí". Y él se está dejando atraer.
Él está rezando por su sucesor, al cual ha declarado su plena fidelidad y obediencia. Junto a nuestro querido Benedicto XVI, rezamos con fe y esperanza por el cónclave para que los cardinales escuchen la voz interior del Espíritu Santo para elegir el sucesor de San Pedro.